Cada arrecife, un ecosistema lleno de vida y oportunidades para conservar cientos de especies únicas

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De cara al Día Mundial de los Arrecifes, a conmemorarse mañana, 1 de junio, el Ministerio de Ambiente comparte un panorama actualizado sobre el estado de estos ecosistemas marinos y las acciones que se implementan para su conservación. Panamá alberga aproximadamente 770 km² de arrecifes de coral, de los cuales más del 97% se encuentran en el Mar Caribe.

La mayor concentración se ubica en la comarca Guna Yala, con un 81% del total, seguida por zonas clave como Colón y Bocas del Toro. En el litoral pacífico, los arrecifes cubren cerca de 16 km² y se localizan principalmente dentro de áreas protegidas como el Parque Nacional Coiba, el Parque Nacional Marino Golfo de Chiriquí y el Refugio de Vida Silvestre Isla Iguana.

Con relación a la cobertura de coral vivo varía considerablemente entre regiones. Evaluaciones recientes en Colón revelan que Isla Mamey mantiene una cobertura cercana al 41%, mientras que en Playa Cacique alcanza un 29%. En esta última, también se registró una proporción significativa de roca viva (28%) y algas (27%), lo que refleja cambios en el equilibrio del ecosistema.

Digna Barsallo, directora nacional de Costas y Mares de MiAMBIENTE, manifiesta que, los arrecifes de coral enfrentan múltiples presiones, entre ellas el aumento de la temperatura del mar, la acidificación oceánica, la contaminación costera, la sedimentación, la sobrepesca, pesca destructiva y el crecimiento no regulado del turismo. Estas condiciones han incidido en la pérdida de cobertura coralina y en la disminución de especies clave para la salud de los arrecifes.

A su vez, en los últimos años se han reportado eventos de blanqueamiento coralino en diversas zonas, incluyendo el Parque Nacional Portobelo, el Archipiélago de Las Perlas, Refugia de Vida Silvestre Isla Iguana y el Parque Nacional Coiba. Especies del género Pocillopora han sido especialmente afectadas. Además, en Bocas del Toro se identificó un arrecife fósil con más de 7,000 años, evidencia de cambios pasados en las condiciones ambientales que permiten comprender la situación actual.

Entre las especies más vulnerables se encuentran Acropora cervicornis y Acropora palmata, pilares estructurales de los arrecifes del Caribe, así como corales del género Orbicella, cuya función es vital en la formación de arrecifes resistentes. Estas especies han sufrido disminuciones por el blanqueamiento, enfermedades y la degradación de su hábitat.

Barsallo, agrego que los arrecifes también son hogar de numerosas especies. En algunas zonas del Caribe panameño se han documentado hasta 450 especies de peces que dependen directamente de los arrecifes, mientras que en la costa del Pacífico se han identificado cerca de 420 especies asociadas a estos hábitats. “Estas cifras corresponden únicamente a la ictiofauna, pero los arrecifes también sirven como refugio, fuente de alimento y área de reproducción para una amplia variedad de invertebrados, crustáceos, moluscos, equinodermos y otros organismos marinos”, acotó.

Además estos ecosistemas fortalecen la seguridad alimentaria de las comunidades costeras e impulsan actividades económicas sostenibles como el turismo ecológico y mejoran la resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático.

Normativa
Desde 2022, el país cuenta con la Ley 304, que establece la protección integral de los arrecifes coralinos y ecosistemas asociados. La legislación contempla la creación de un plan de acción y del Comité Nacional de Arrecifes, donde participan instituciones públicas, academia y organizaciones de la sociedad civil. Este espacio coordina acciones para la restauración y el fortalecimiento de la resiliencia de los arrecifes.

Actualmente se desarrollan iniciativas de restauración como Reef Restoration Panama, en Portobelo, y Caribbean Coral Restoration Center, en Bocas del Toro. Ambos proyectos emplean estructuras artificiales como base para el crecimiento de nuevos corales e involucran a comunidades locales en procesos de monitoreo participativo y educación ambiental.

MiAMBIENTE se encuentra trabajando en la elaboración del primer mapa de cobertura de arrecifes de coral y pastos marinos de Panamá, una herramienta clave para la planificación y conservación de estos ecosistemas. Esta acción forma parte de los compromisos asumidos por el país en su Segunda Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC2), en el marco del Acuerdo de París.

Adicionalmente, el ministerio ha adoptado medidas concretas para reducir el impacto negativo en áreas arrecifales, mediante la creación de mecanismos de protección como las Áreas Marinas Protegidas (AMP) y las Zonas Especiales de Manejo Marino-Costeras (ZEMMC). Esta última figura de ordenamiento busca conservar ecosistemas sensibles y regular el uso sostenible de sus recursos, incluyendo la pesca, en coordinación con la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP).

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