Ballenas y delfines son esenciales en la conservación marina y el turismo sostenible en Panamá

- Cada 23 de julio se conmemora el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, una fecha que permite reflexionar sobre la importancia de estos mamíferos marinos y su rol vital en el equilibrio de los ecosistemas oceánicos, por medio de los servicios que nos brindan.
Ciudad de Panamá, 22 de julio de 2025. En Panamá, las ballenas y delfines han sido identificados como especies de protección nacional, ya que son vitales para mantener la salud del mar, gracias a sus funciones ecológicas y al impacto positivo que generan en las comunidades costeras a través del turismo de observación responsable.
Digna Barsallo, directora nacional de Costas y Mares de MiAMBIENTE, afirma que en las costas panameñas julio marca el inicio de la temporada de avistamiento de la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae), una de las especies más visibles y carismáticas que llega desde el Pacífico Sur para reproducirse y dar a luz. Este fenómeno natural atrae a turistas nacionales e internacionales, generando beneficios económicos directos para comunidades costeras y operadores turísticos.
Estas especies regulan la cadena alimenticia marina y estimulan la biodiversidad al movilizar nutrientes, ayudando a mantener sanos los ecosistemas acuáticos. “Ambos aportan nutrientes esenciales como hierro y nitrógeno que permiten el crecimiento del fitoplancton, responsable de más del 50 % del oxígeno que respiramos, y ayudan a mitigar el cambio climático al capturar y almacenar carbono en el fondo del mar”, indicó la doctora Lissette Trejos, coordinadora de la Clínica Veterinaria de Fauna Silvestre del Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE).
Estas especies pueden ser avistadas a lo largo de la costa pacífica panameña, siendo Pedasí, en la provincia de Los Santos, uno de los principales puntos, por su cercanía con los Refugios de Vida Silvestre Isla Iguana y Pablo Arturo Barrios. También se están organizando grupos en Búcaro y Tonosí para ofrecer este servicio. Otros sitios son Boca Chica (Bahía de los Muertos y Parque Nacional Marino Golfo de Chiriquí), Parque Nacional Coiba, el Golfo de Montijo y Santa Catalina, en Veraguas y Archipiélago de las Perlas en Panamá.
En el Caribe, se encuentra el Archipiélago de Bocas del Toro, especialmente la Bahía de los Delfines; de igual forma, todo el Pacífico panameño es hábitat potencial, ya que los cetáceos se mueven según la disponibilidad de alimento y zonas seguras. El clima influye en su presencia; su migración desde el Pacífico Norte y Sur responde a los cambios estacionales. Con la llegada del invierno en sus zonas de origen, estas especies se desplazan hacia aguas cálidas como las panameñas. Así, las ballenas jorobadas pueden observarse de diciembre a abril (poblaciones del norte), entre junio-julio y octubre (poblaciones del sur), siendo estas últimas las que permanecen más tiempo.
El Ministerio de Ambiente potencia el equilibrio ecológico mediante capacitaciones a operadores turísticos, monitoreos de campo y la aplicación del código de conducta para el avistamiento responsable, según la Resolución No. DM-0144-2022, que regula distancias, tiempos y comportamiento de las embarcaciones frente a los cetáceos. Estas acciones también apoyan la diversificación económica de las comunidades y reducen la presión sobre recursos marinos. A su vez, el Proyecto de Megafauna de la Dirección de Costas y Mares se encarga de monitorear la presencia de estos mamíferos y el uso de los sitios, con el fin de identificar áreas de importancia biológica y brindar mayor protección para el aprovechamiento de sus servicios ecosistémicos.
Fotos: cortesía de Eduardo Estrada.