ALOCUCIÓN – DÍA NACIONAL DEL INGENIERO FORESTAL 2025

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Panamá, 2 de junio 2025. Hoy, 2 de junio, la República de Panamá rinde un homenaje sentido y profundo a mujeres y hombres cuya vocación no solo transforma el paisaje, sino que asegura el futuro de nuestra nación: los ingenieros forestales.

Esta fecha, instituida mediante la Ley No. 427 del 26 de febrero de 2024, no es solo un día en el calendario. Es un reconocimiento nacional a quienes han decidido dedicar su vida a proteger, restaurar y gestionar con sabiduría los recursos forestales. Porque hablar de un ingeniero forestal es hablar de compromiso, ciencia y amor por la tierra.

Su labor no se limita a sembrar árboles o cuidar el monte. Va mucho más allá. Detrás de cada bosque que se conserva, de cada especie que se protege, de cada plan de manejo ejecutado con precisión y visión de futuro, hay un profesional que conjuga el conocimiento técnico con una profunda conciencia ambiental.

El trabajo del ingeniero forestal es vital. Ellos son pieza clave en la lucha contra la desertificación, en la respuesta al cambio climático, en la preservación de las fuentes de agua, en el uso sostenible del suelo, en la formulación de nuevas opciones económicas y en la defensa activa de la biodiversidad. Su objetivo es claro: lograr un equilibrio entre el desarrollo humano y la salud del planeta.

Hoy reconocemos con orgullo y admiración a cada ingeniero forestal panameño, desde los que recorren incansablemente los bosques locales, hasta los que forman y orientan desde las aulas, las instituciones y las comunidades. Son ellos quienes, con pasión, entrega y conocimiento, siembran futuro todos los días.

A la ciudadanía, les hacemos un llamado: valoremos nuestros bosques, apoyemos las acciones que promuevan su conservación, y reconozcamos que sin bosques no hay vida, no hay agua, no hay futuro.

Agradecemos a nuestros ingenieros forestales: gratitud por ser guardianes silenciosos del equilibrio ecológico, por ser defensores incansables del patrimonio natural de Panamá, y por recordarnos que el verdadero progreso también se mide en árboles plantados, en especies conservadas, y en suelos fértiles que alimentan la esperanza.

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